lunes, 7 de abril de 2008

Todo distinto

Entonces apareció Irene, no era como la había imaginado. Quizás tuviera el pelo más rubio y los ojos más negros. Quizá porque no se la imaginbaba tan delgada. Quizá por su forma de vestir. Quizá porque su voz le pareció más aguda aunque habían hablado miles de veces por teléfono. Sin embargo y a pesar de sus dudas la besó suavemente en los labios y estos los labios de Irene sabía a un dulce chicle de fresa. Irene no parecía sorprendida por su aspecto y así, los dos besándose en la estación, parecían los típicos novios de toda la vida. Sin embargo había algo más que despertaba las miradas de los viajeros