lunes, 31 de marzo de 2008

La llegada.

Javier miró la hora en el reloj de pared de la estación: las siete menos cuarto. Todavía faltaba una hora para que llegara Irene pero no quería llegar tarde.
Entonces le asltaron las dudas. Quizás no fuera buena idea, puede que un error. Quería salir corriendo pero las piernas le flojeaban.
Entonces decidió esperar. Puede que Irene fuera la mujer de su vida.

La vida en sí.

La chica del abrigo rojo corría por la estación arrastrando una pesada maleta. Entonces lo vio. Un beso apasionado, de esos de película.
Belén pensó que solo les faltaba un bolero sonando de fondo.
"como si fuera esta noche la última vez", se oyó a si misma tarareando la canción.
Belén llegó hasta un vacío vagón de un cercanías y allí, escuchando un canción de jazz que sonaba por los altavoces del vagón, se sintió la mujer más triste del mundo.