A veces las cosas no salen como esperas. Eso le había dicho siempre su madre. Sin embargo, Javier no podía entenderlo. Al principio todo parecía perfecto. Ella parecía perfecta, con la dulce sonrisa siempre en la cara. No obstante, poco después sacó su carácter y la sonrisa dulce se volvió amarga, como si tuviera siempre un limón en la boca. Quizás fuera el clima, más frío que el de su ciudad natal. O tal vez su madre, tan metomentodo como siempre. O su hermana, que la trataba como si no fuera de la familia. O su cuñado. O los hijos de ambos siempre molestándola con tonterías.
Ella contestaba que no, que estaba bien, que los niños eran un encanto, que no le pasaba nada. Javier no la creía e ntentaba bucear en sus profundos ojos azules en busca de respuestas.
domingo, 22 de junio de 2008
lunes, 7 de abril de 2008
Todo distinto
Entonces apareció Irene, no era como la había imaginado. Quizás tuviera el pelo más rubio y los ojos más negros. Quizá porque no se la imaginbaba tan delgada. Quizá por su forma de vestir. Quizá porque su voz le pareció más aguda aunque habían hablado miles de veces por teléfono. Sin embargo y a pesar de sus dudas la besó suavemente en los labios y estos los labios de Irene sabía a un dulce chicle de fresa. Irene no parecía sorprendida por su aspecto y así, los dos besándose en la estación, parecían los típicos novios de toda la vida. Sin embargo había algo más que despertaba las miradas de los viajeros
lunes, 31 de marzo de 2008
La llegada.
Javier miró la hora en el reloj de pared de la estación: las siete menos cuarto. Todavía faltaba una hora para que llegara Irene pero no quería llegar tarde.
Entonces le asltaron las dudas. Quizás no fuera buena idea, puede que un error. Quería salir corriendo pero las piernas le flojeaban.
Entonces decidió esperar. Puede que Irene fuera la mujer de su vida.
Entonces le asltaron las dudas. Quizás no fuera buena idea, puede que un error. Quería salir corriendo pero las piernas le flojeaban.
Entonces decidió esperar. Puede que Irene fuera la mujer de su vida.
La vida en sí.
La chica del abrigo rojo corría por la estación arrastrando una pesada maleta. Entonces lo vio. Un beso apasionado, de esos de película.
Belén pensó que solo les faltaba un bolero sonando de fondo.
"como si fuera esta noche la última vez", se oyó a si misma tarareando la canción.
Belén llegó hasta un vacío vagón de un cercanías y allí, escuchando un canción de jazz que sonaba por los altavoces del vagón, se sintió la mujer más triste del mundo.
Belén pensó que solo les faltaba un bolero sonando de fondo.
"como si fuera esta noche la última vez", se oyó a si misma tarareando la canción.
Belén llegó hasta un vacío vagón de un cercanías y allí, escuchando un canción de jazz que sonaba por los altavoces del vagón, se sintió la mujer más triste del mundo.
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